Marcharse a un nuevo lugar a vivir generalmente suele ser una experiencia con una mezcla de emociones excitantes e incertidumbres. Hay diferentes motivos que nos llevan a tomar esa decisión y una de ellas puede ser nuestra pareja.
Tú estabas feliz en tu ciudad, con tu gente, tu trabajo, ¡tu vida! De repente, un día la persona a la que quieres la destinan a otra ciudad o país distinto. Tras el shock inicial decides sopesar la situación. No sientes que haya ningún tipo de presión por parte de tu pareja por lo que finalmente tomas la decisión libremente y decides acompañarle en su nueva aventura. Quizá nunca te hubieras imaginado viviendo fuera de tu ciudad o sí (con esta última opción puede que sea un poco más fácil) pero quieres estar con él.
Quizá en tu caso, ya sois una relación de años e incluso tenéis hijos o hijas, y la noticia no te pilla tan de sorpresa, pero el contexto hace que, aunque también sientas que quieres acompañarle de manera genuina, te sientas menos libre que nuestra primera protagonista.
Sea como fuere… Te vas. Lo sé. Al principio resulta difícil. Al llegar, tu pareja se tiene que incorporar relativamente rápido al trabajo y de repente, te quedas sola. En una ciudad que no conoces y con muchas cosas por hacer. Inicialmente no estas trabajando pero estas ocupadísima buscando un lugar para vivir (lo que te ayuda a ir conociendo la ciudad de tanto piso de alquiler que vas visitando), un colegio para los peques, descubrir las zonas que mejor se adaptan a vuestras necesidades, contactar con las inmobiliarias… ¡Una auténtica locura! Vuelcas tu energía inicial en conseguir que todo esté lo más rápidamente posible para que a los tuyos les entre la sensación de estar en su hogar pronto, pero… una vez que has terminado… ¿qué?
Te sientes contenta por la gran misión realizada, que además normalmente aprecias sólo tú, ya que tu pareja está concentrada en su nuevo trabajo (lo entiendes, es también un gran reto), tus hijas o hijos ya en el colegio adaptándose y tú con tu objetivo inicial ya finalizado te sientes sola y no sabes muy bien cómo encaminarte.
Sé que es difícil, y aunque es un principio estuvieras segura y convencida de tu decisión, puede que ahora, en alguna ocasión titubes y de manera inconsciente culpabilices a tu pareja de que te sientas tan fuera de lugar.
Es importante que intentes encontrar tu propio espacio para poder generarte un entorno tuyo con el que poder compartir y generar experiencias al margen de tu pareja. La iniciativa de mudarte no fue tuya, pero al estar ya allí ten presente que eres responsable de tus nuevas circunstancias y de lo que decidas hacer con ellas.
Apóyate también en tu entorno en España, puede que tengan una imagen idealizada de lo que es irse a vivir fuera, pero lo que más les importa eres tú y saber que estas bien por lo que no sientas como un fracaso estar triste y comunicárselo. No se trata de preocuparles sino de compartir tus emociones y encontrar apoyo.
Los cambios son complicados y ser expat en un nuevo país también lo es. Nueva cultura, costumbres y perspectivas diferentes de ver la vida.
En mi terapia te acompaño para que juntas vayamos encontrando esos puntos que debemos equilibrar e ir encontrando herramientas que te ayuden a afrontar tu nueva experiencia de una manera positiva.
Cuéntame, ¿Cómo ha sido para ti la experiencia de mudarte a una nueva ciudad o país porque habían trasladado a tu pareja? ¿Conseguiste hacer el nuevo destino tuyo? ¿Os enriqueció como pareja o por el contrario has sentido que os ha separado?
Para cualquier duda que tengas será un placer poder apoyarte en tu proceso por lo que no dudes en contactar conmigo pinchando aquí o mensaje privado en mis redes sociales.
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1 comentario en “Trasladan a mi pareja… ¿Qué hago?”
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